Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://deweyesrp090504.blognody.com/44493896/el-cabezazo-de-zidane-bajo-la-lupa